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Capítulo 11: Foreshadowing.

El resto de la madrugada antes de que comenzara a salir el sol no nos hablamos ni mucho menos dormimos, fueron las horas más extenuantes para mi cerebro, tenía recuerdos de mi vida mientras escuchaba de fondo como un eco lejano; el berrido de un recién nacido que retumbaba en mi sien, perturbándonos el espíritu, nos hacía saber que ahí seguía afuera, cazándonos, burlándose, hasta que sin darme cuenta simplemente lo había dejado de escuchar y comenzaba a ver los primeros rayos del amanecer.

 

          Ambos levantamos la cabeza casi al mismo tiempo al sentir la cálida luz que entraba en el árbol, comencé a escuchar el aleteo y el graznido de los cuervos que irónicamente me hicieron sentir seguro, estaba alegre de que regresaran, para nosotros fue como escuchar pajarillos en la primavera, entendí lo que me había dicho respecto a ellos:

 

 

“La gente no lo comprende, no son ellos quienes llevan la muerte o la desgracia, son tan solo ellos quienes le siguen en su caminar... Van marchando delante de ella haciendo una advertencia a los vivos.”

 

 

 

          Mi miedo irracional a los cuervos se había ido, pero uno peor me había abordado.

 

 

“Los verdaderos monstruos no están en nuestra imaginación.”

 

 

          Hay peores cosas a las que temer.

 

          Tenía la necesidad de romper el silencio incómodo, me sentía presionado de alguna manera, tenía que decirle algo, habían palabras sin sentido retenidas en mis labios, y justo cuando creí que diría algo, ella se puso de pie y salió corriendo, parecía avergonzada, me levanté de inmediato pero solo fue una reacción compulsiva pues después reflexioné y pensé que era mejor dejarla sola un momento para darle privacidad y no hacerla sentir malhumorada.

 

          Fui entonces a un pequeño arroyuelo donde me di un baño para refrescarme, y después de cambiarme y lavar mi ropa me quedé ahí meditando.

 

          Pasando el tiempo, voló una pequeña piedra que me golpeó por detrás de la cabeza, mi reacción fue obvia, me tiré a un lado arrastrándome reticente, asustado de inmediato me puse alerta, no es que fuera el golpe la gran cosa, solo fue que me tomó por sorpresa. Miré en la dirección del ataque, tan solo era Molly a lo lejos de pie, no es que no me alegrara de verla pero no estaba para prestarme a bromitas de mal gusto.

 

          Me levanté, hice a un lado mi pequeño disgusto y me acerqué a ella para recibirla de la manera más atenta sabiendo que la pobre había pasado por una terrible experiencia, pues si yo siendo adulto casi muero de la impresión, no imagino como ella se sintió en esos momentos.

 

          —Ah, eres tú. Lo bueno es que estás de humor para molestarme, pero en serio ¿estás bien? —Me puse de cuclillas e intenté tomarla del brazo suavemente—, ¿Puedo hacer algo por ti?

 

 

          Pero ella no me lo permitió, se hizo a un lado y siguió de largo hacia el arroyuelo mientras parloteaba al aire:

 

          —“Entonces la palabra del Señor vino a Elías y le dio este mensaje: «Sal de aquí hacia el oriente y escóndete en el arroyo de Querit, al este del Jordán.  Beberás agua del arroyo y yo les ordenaré a los cuervos que te den de comer allí...»”

 

          —... Por la mañana y por la tarde los cuervos le llevaban pan y carne, y bebía agua del arroyo”; primera de Reyes ¿verdad? —Le dije concluyendo el pasaje mientras observaba como se distanciaba de mí.

 

          —No lo sé, no soy tan obsesa, solo casualmente me sabía ese verso. Creí que eras ateo —Me respondió de reojo con grácil frivolidad en su mirada.

 

          —¿Por qué creerías eso? Provengo de una familia muy religiosa y al parecer tú también. Y sí, sin embargo sí lo soy, o más bien, lo era, después de lo de ayer no puedo negar que existan los demonios.

 

          —Es más que eso, créelo, ¿no has escuchado decir que: “los demonios son los que mejor conocen la palabra de Dios, y a diferencia de la humanidad ignorante; le temen.”?... —Ahogó su vista en el caudal del agua y agregó con un sentimiento vacío—: Me sorprende que sigas aquí.

 

          —¡¿Eh?! ¿Qué clase de persona crees que soy? —Me molesté por cómo me consideraba.

 

 

          La pregunta pareció sorprenderle, se giró y me observó fijamente confundida, después volvió la mirada y se sentó cerca de la orilla del arroyo.

 

          —Mmm, supongo que una muy torpe —dijo mordiendo sus labios con delicadeza.

 

          —¡Espera! ¿Crees que te abandonaría?, ¡nunca dejaría sola a una niña en problemas!

 

          —¿Y qué hay de tu familia?

 

          Recuerdo que fue muy fría y no se midió al decirlo, ¿me estaba poniendo en evidencia? No me importó, solo agregué:

 

   

          —Incluso yo, nunca abandonaría a una niña en problemas.

 

          ¿Lo dije sinceramente? Quiero decir; ¿por qué me importaría una pequeña que recién acabo de conocer si mi vida está en peligro?, abandoné a mis seres queridos por menos que esta situación, ¿por qué debería quedarme a ayudarle? ¿Por qué debería importarme alguien que se empeña en demostrarme que yo no le importo? ¿Por qué me sacrificaría por alguien que no ve mi vida más valiosa que unas piedras? ¿Por qué debería actuar con ella quién no daría nada por mí, de la manera en que lo debí de hacer por mi familia que tuvo que soportar mi impertinencia? Pues con pesar de todo ellos creían en mí.

 

          Me senté a su lado, no cruzábamos nuestras miradas pero continuamos esta plática hasta entonces sin sentido.

 

          —¿Qué demonios era eso? Jamás imaginé ver semejante abominación.

 

          —Eso no es nada, hay peores que él, ciertamente.

 

          —Me gustaría escuchar una explicación ya que mi vida corrió peligro, creo que es lo justo —Fijé mi vista en Molly, pero ella no en mí.

 

          —¿Lo justo?, puf, no bromees conmigo, hombre espantapájaros aún tienes tiempo y solo dos opciones, escucha con atención, no suelo ser tan accesible; o te quedas a escuchar la explicación y sacias tu sed de curiosidad por lo desconocido, involucrándote y sellando tu muerte. O te vas lo más lejos del pueblo mientras puedas, salvas tu vida y te olvidas de lo que viste, hay una pequeña probabilidad de que si haces eso último puedas existir lo suficiente como para rehacer tu vida de nuevo.

 

          —Supongo que tienes razón, es lo más lógico, no te conozco, no suelo ser quien sirva de mucha ayuda, soy un cobarde y a ti no te importo, sería absurdo decir que te quiero y que me preocupas después de lo que pasamos anoche, tan absurdo como que antes de ayer podía decir que los demonios no son reales, tanto como decir hoy que “Dios existe y nos ama a todos por igual”, tanto como todo eso, pero, sí Molly, soy un absurdo y mi vida no tiene sentido, tanto como para estar diciéndole estas cosas a una niña de ocho años. Así que dime; ¿qué son esas piedras que valen más que mi vida?

 

 

          Capté su atención de manera espontánea, con sorpresa dijo:

 

          —¿Una locura? «Nock» sí que eres interesante hombre de paja —Molly había hecho una corta pausa en su serenidad para tomarse una pequeña y modesta sonrisa que hizo que mi corazón se acelerara.

 

 

          Después prosiguió como recitando de memoria:

 

 

“Tú indestructible y tú tan vulnerable; tú destazable y tan fanfarrón, imprudente, mmm eres todo una paradoja. Debo reconocer que no había visto un ser humano tan terc…”

 

 

          Ella se detuvo bruscamente, su mirada cambió, se volvió penetrante pero perdida en la nada, como si hubiera recordado algo de gran importancia, se puso algo nerviosa, tragó algo de saliva y recuperó la postura, se mordía sus labios, parecía indignada, solo estoy arrojando ideas al azar de lo que parecía su comportamiento en ese momento, ¿trata de ocultar lo que posiblemente recordó? Estaba indecisa así que retomé el tema:

 

          —Creo que en este punto es ridículo preguntarte si estás bien, es obvio que ninguno de los dos lo está, pero lo seguiré haciendo para que la conversación evolucione. ¿Estás bien?

 

          —Pareces muy creativo hoy —dijo dando un leve suspiro.

 

          —Después de un susto de muerte no puedo seguir tomando las cosas tan a la ligera querida.

 

          Entonces nos miramos mutuamente, ella intentaba leer entre mis líneas de resignación cómo era posible que no estuviera molesto, esa sería una reacción muy aceptable, pero por mi mente solo pasaba: “es tan solo una niña”.

 

          Ella intentaba entender cuál era el punto de mi actitud, supongo que no lo había, era simple empatía, después de todo siendo tan diferentes y para ambos desconocidos; estando juntos compartíamos una soledad, un vacío existencial, eso evitaba que estuviéramos completamente solos y enloqueciéramos en este mundo desquiciado en donde de la peor manera lamentablemente caí en la cuenta de que después de todo realmente existe un Dios. 

 

          Pasando entre páginas, redundante e indirecta al tratar de explicarme las cosas, a su modo omitía las partes importantes y solo decía cosas ambiguas, supongo que no me dijo la verdad, lo sé porque habían muchas inconsistencias, soy un caballero a pesar de vestir ropa vieja, por eso no insistí, soy muy paciente y decidí darle tiempo reconociendo que en algún momento la verdad se revelaría, no le dije más, contuve mi curiosidad pues era evidente además que no quería ni pensaba decirme algo relacionado con su pasado.

 

          Por otra parte, también pienso que a lo mejor realmente no era culpable de lo ocurrido, sino más bien podría ser que sus padres, familia o algún enemigo de ellos, tenga que ver con este embrollo y ella sea solo una víctima, creo que eso es más probable, Molly será un caos pero no me imagino como ella por si sola se metería en tal lío.

 

          En conclusión, decía no saber lo que era ese ser y tampoco sabía exactamente porque la perseguía, no quería sus piedras, eso era mentira, pero sí la quería a ella, dijo que los cuervos juntan las piedras como por costumbre y que durante un ataque del demonio sin saberlo ella “activó” una por accidente, como pasó conmigo.

 

          No sabe por qué las piedras vagabundas reaccionan cuando la criatura está muy cerca, pero con ellas había estado defendiéndose de él. Desafortunadamente son muy difíciles de hallar, de hecho yo de reojo pude contarle unas cinco en su mano, menos una que ella usó y una que yo usé, debería de tener tres si no es que tiene más ocultas.

 

          Antes de Odín no estaba quedándose fija en un sitio, solía caminar mucho para esconderse en las noches en lugares distintos y menos impensables solo para sobrevivir, entonces por casualidad en este pueblo encontró donde refugiarse y establecerse, ella reconoció que tarde que temprano su enemigo encontraría la forma de deshacerse de Odín.

 

          Le hice la pregunta forzosa:

 

          —¿Y no hay alguna forma de quitártelo de encima?

 

          —No, bueno, según dicen el secreto para derrotar al Hellequin es no tenerle miedo, tener fe, sentimientos nobles, ya sabes, esa basura. Pero eso solo es parte de los cuentos de hadas que la gente inventa para hacer que las historias tengan un final feliz, al igual que en sí mismo lo es la historia del demonio, es solo eso, una mala pasada para los niños que no guardan el sueño, está basada como ya viste en una criatura real, pero está más cerca de la realidad pensar que como continúa aquel adagio:

 

 

 

“Lo que realmente te conviene es la absolución, que detrás de tus párpados cerrados sin forcejeos por la ominosa muerte, con suspense arrepentimiento se devela; ya nada más del mundo es para ti...” (Del libro apócrifo de los pseudo profetas caídos).

 

 

          ¡Oh! A menos que quieras comprobarlo «nock», quédate parado delante de él diciéndole que lo quieres mucho e intenta darle un abrazo «nock-nock».

 

          —Me sorprende que aún estés de genio para echar un chascarrillo, lo tomas muy a la ligera.

 

          —¿De qué otra forma quieres que lo tome? —Su tono de voz se había vuelto más indulgente.

 

          —Además, ¿quién está preparado para consentir su muerte de una forma trágica?; en lo que a mi concierne, ese proverbio no es nada convincente.

 

          —Como sea, solo es cuestión de tener más cuidado.

 

          —Sí, lo sé —Los dos asentamos mutuamente como si de alguna manera hubiésemos llegado a un acuerdo.

 

          Creo que fue la primera vez que ambos estábamos en sintonía, y aunque fuese pasajera; la calma que ambos experimentamos en aquella tranquila orilla, me hizo pensar que podía sujetar su pequeña mano para hacerle saber que contaba conmigo, pero en ese momento no tuve el valor de hacerlo.

 

          Quizás también te preguntes las mismas cosas que yo; ¿hace cuánto está sola? ¿De dónde viene y cuánto ha viajado?, a juzgar por la cronología de los hechos ¿desde cuándo está con los cuervos? ¿En qué momento descubrió las piedras? Y ¿antes de las piedras con que se defendía? O ¿es coincidencia de que con el demonio llegaran los cuervos y estos a la vez con la fórmula para protegerse de él?

 

          Todas las noches era lo mismo, pensaba e intentaba entrelazar las piezas pero no parecían ser del mismo rompecabezas, hace falta una pieza maestra que una al resto y rellene esos agujeros argumentales.

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