

(Esta versión es una "preview", está sujeta a cambios, sigo trabajando en ella).
Capítulo 1: Analepsis.
En el albor de una atmósfera tintada de un púrpura sobrenatural, tras una larga noche de asedio, ella huía desesperada con lo casi último de su aliento, atravesando el bosque cubierto por un intenso humo balsámico parecido al incienso que perturbaba su cognición, haciéndole sentir una fuerte sensación de intranquilidad y desasosiego, hablo de una mujer adulto-joven, delgada y vestida de una túnica con capucha negra deshecha.
Una criatura descalza detrás de ella corría inclinada con la velocidad de un atleta profesional, era un ser de figura andrógina de la estatura y complexión de un chico anémico de al menos trece años de edad, toda su piel era oscura, presentaba algunas líneas finas de un color dorado opaco que recorrían sus brazos como si estuvieran tatuadas.
Tenía descubierto el pecho que era un tanto femenino y su cintura estaba cubierta por un faldón largo de color negro. Sus ojos estaban ocultos por un velo, solo mostraba la nariz, labios y mentón, estos eran algo finos como los de una dama.
De la mitad anterior de su cabeza se proyectaba una gran protuberancia piramidal, parecía ser una extensión de su cráneo con la forma de un tetraedro óseo pigmentado de color negro, la unión entre la textura áspera del mismo y la tez del individuo no estaba del todo definida.
Las caras de dicha estructura tenían símbolos que parecían haber sido tallados con un cincel, además estaban rodeadas por muertas ramificaciones venosas. Colgando desde la parte posterior, caían largas tiras de tela con un ornamento que lo hacía lucir de uso ceremonial. El cabello gris ceniza largo y grueso del ser, parecía ser artificial, pues se bifurcaba como ramas secas y quebradizas.
La mujer misteriosa primeramente mencionada, pudo llegar y entrar a un gran templo con una arquitectura similar a la griega, estaba en ruinas en medio de un paraje desolado, tenía un pasillo extendido con pilares laterales, totalmente cerrada con un único acceso, al verlo por dentro recordaba a un centro de culto antiguo, habían candelabros, vestigios de veladoras y sellos pintados en las paredes y suelo.
Ahí se detuvo, giró bruscamente, ya tenía encima a su enemigo, ella se defendió con una guadaña plateada, la agitaba con gran habilidad, sus ataques acertaban, pero el ser los bloqueaba tan solo con sus brazos desnudos, estos no recibían daño, eran tan duros como la hoja de la guadaña, se podía escuchar el choque de metales filosos y ver destellos provocados por la fricción entre los mismos, ellos se movían combatiendo de un lugar a otro en ese espacio.
De pronto se escucha un rugido rabioso y cavernoso, de una esquina sin luz unos grandes y feroces ojos rojos se abren paso; una enorme bestia melenuda parecida a un lobo sale de las sombras, su hocico poderoso se prende del brazo derecho del ser andrógino, la chica aprovecha que está inmovilizado y de un salto retrocede lo suficiente para iniciar su ritual, ella recita:
▲∇ I'm sure it's getting darker.
Don't close your eyes.
Don't make a sound.
Don't make a sound.
You hold the answer deep within your own mind.
Death in it's most hideous form… ▲△
Se muerde sus labios hasta sangrar lo suficiente para que unas gotas caigan al piso, entonces en cuclillas golpea el suelo con la palma de su mano; esta se torna momentáneamente casi hasta la muñeca de un color oscuro como si estuviera siendo consumida por las tinieblas, mismas que se manifiestan como miasma; dicho rastro en fumarola es un signo inequívoco del uso de magia.
Seguido aparece y se expande un sello esotérico luminoso en el dorso de su mano y posteriormente en el centro de la estructura, estos se conectan con los símbolos en las paredes a través de líneas negras zigzagueantes. Después de causar un destello efímero se desvanecen.
—¿Pretendes que ambos quedemos encerrados? Eres demasiado ingenua si crees que podrás salir antes que yo.
Contraria a su apariencia, la criatura atrapada había hablado con una voz madura y varonil, con el tono de una persona muy sensata y serena. Ella en contraste le contestó conteniendo su risa nerviosa y falsa que denotaba lo exhausta que se encontraba:
—¡No pretendo salir de aquí bastardo!
—¿Así que ahora quieres convivir conmigo indeterminadamente? ¿A quién quieres engañar? —dice apaciguo el ser oscuro, sin inmutarse deja de forcejear con el gran lobo que aún tenía prensado su brazo.
—Esta edificación es la última de su tipo en esta región, perteneció a invocadoras poderosas, era utilizada para someter a entidades oscuras a sus servicios, está preparada para eso, conozco este territorio a la perfección, por algo lo elegí, tenía una clara ventaja sobre ti, es lo que mereces por meterte conmigo.
—La fatalidad, la fatalidad, la fatalidad… Solo he venido a concretar el pacto el cual incumpliste. En esta tierra árida, ya no eres necesaria, tus servicios terminaron en cuanto comenzaste a titubear, y si crees que solo es un capricho mío, te equivocas, estas retando a las leyes del infierno y a los designios celestes —Con voz múltiple y gutural sentenció—: ¡Te arrastraremos al infierno de una u otra forma!
—¡Al carajo los designios del reino!, tú ¿cómo sabrías de eso?; no eres más que el perro del perro de un patrón.
—La fatalidad, la fatalidad, la fatalidad… No sabes lo que dices bruja, tu desidia le provoca nauseas al Creador.
—¡Tus dichosas leyes de las cuales te riges no tienen ni el más mínimo sentido!, ¿cómo siendo un esbirro del inframundo insinúas que lo que haces es parte de los designios divinos? Yo solo sigo órdenes de una filosofía mía; ¡Por mi pie que golpea esta tierra y que levanta el polvo!; se sobrevive aplastándose unos a otros, gana el más violento y no el de la mirada pasiva.
—¡Estúpida mujer!, incluso “los de arriba” te quieren fuera del mapa, ya no eres parte del plan universal, no encajas en ningún lado, no perteneces a ningún sitio, ni tú misma sabes por qué vives, ¡eres patética sintiendo lástima por ti misma! —En ese momento la entidad golpeó con su otro brazo la trompa de la bestia que lo sujetaba, su ataque fue como un sablazo que hizo chillar al gran lobo tal cual cachorro herido, de este modo él se pudo liberar.
Ella solo necesitaba decir la palabra final que activaría el hechizo conjurado, pero evidentemente, a pesar de lo que dijo; no quería quedar encerrada tampoco.
Así se volvieron a confrontar, y después de ataques repetitivos la criatura pudo sujetar con sus piernas la guadaña y haciendo una especie de llave la hizo girar tan de prisa que la mujer al verse superada por la torsión de sus muñecas soltó el arma; esta cayó lejos de donde estaban.
Veloz, el lobo acometió por detrás, pero su enemigo lo vio venir, dio un salto para atajarlo y con tan solo un golpe lo apartó haciéndolo estrellarse en el suelo derribando todo a su paso. Enseguida hizo un gesto con sus manos y comenzó a conjurar en un dialecto imposible de describir, lo que sea que estuviera por realizar seguro era para eliminar al gran lobo, pero fue interrumpido por un ataque sesgado y directo en su cuello con el filo de la guadaña, esta había regresado literalmente volando a las manos de la mujer, y ese corte lo hubiese decapitado de no ser porque su piel era tan dura como el arma.
De lo fuerte del impacto las manos de la chica temblaban por el rebote del metal, dejándola aturdida por la impresión, repentinamente el ser halo con violencia la guadaña atrayéndola y despojándola de la misma, después lanzó una patada dirigida a su tobillo, probablemente su intención era quebrárselo, ella lo evadió por muy poco, de igual manera evitó un golpe al pecho que le pudo haber roto varias costillas.
La guadaña ya hacía en suelo de nuevo pero dando giros volvió a regresar por sí sola a su dueña, sin embargo la distancia entre ambos peleadores se había acortado, la criatura no pensaba separarse de la mujer por más que ella retrocedía dando saltos hacia atrás, él sabía que tenía la ventaja en peleas de corta distancia cuerpo a cuerpo.
A ella no le quedó otra opción más que usar el mástil de su arma como escudo para bloquear los ataques, para solo defenderse o esquivar sin poder hacer un contraataque. El lobo despabilando cazaba la oportunidad perfecta para que su mordida fuera efectiva, y creyó encontrarla cuando la criatura detuvo sus golpes; pues este se prendió de la guadaña con ambas manos llevando el mástil al cuello de la mujer casi estrangulándola, por supuesto ella se resistía estando arrinconada contra la pared, era una lucha de forcejeo ahora.
Él le sonrió y le predijo: “¡Te tengo zorra!” alardeando, pues de su rodilla se perfilaba un hueso puntiagudo que le crecía gradualmente, su objetivo era apuñalarla de un rodillazo. Por fortuna el lobo logró prensarse de dicha pierna y comenzó a agitar violentamente su cabeza.
Dentro de su expresión de asfixia la mujer esbozó una sonrisa forzada que pretendía ser genial: “No, yo te tengo”; le devolvió el argumento. De pronto la guadaña se iluminó con un aura fantasmagórica azulada, volviéndose así traslucida e intangible, haciendo que las manos del ser la atravesaran, es decir; ya no podía sujetarse más de ella, esto hizo que callera al suelo por la violencia en que el lobo lo zarandeaba. Él intentaba ponerse de pie pero estaba siendo revolcado bruscamente.
La mujer se hizo a un lado de inmediato y dio una orden a la bestia: “¡Ahora!” le gritó; entonces, de su espeso pelaje que comenzó a sacudir, se liberó una calina oscura que se esparció enseguida por toda la sala, una vez hecho esto, el lobo se apartó soltando a su enemigo, ambos; la mujer y su mascota, quedaron fuera de visión por esa cortina de humo.
—Pretendes ocultarte de un demonio ¿entre las penumbras?, ¿acaso eres imbécil? Puedo oler sus pestes, los percibo, ¡te veo!, ¡cometiste un grave error; las tinieblas son mis dominios!
La criatura se había reincorporado y buscaba a sus contrincantes entre la oscuridad, era fácil para él, ya que podía ver la pulsación del corazón de un ser vivo como si fuera un foco incandescente rojizo; siempre y cuando no estuviera de tras de un objeto sólido que no fuera el propio cuerpo del organismo con vida, así que si intentaban salir del edificio, él los notaría enseguida y los atacaría.
Por el contrario la visión de la mujer sí se vería afectada por la niebla que el lobo desprendió, ya que no era inmune en su totalidad. Parecía ser más una desventaja para ella que para él.
Tras pasar unos segundos de tensión; al fin vio moverse rápidamente esa luz palpitante hacia donde estaba la única salida, era demasiado obvio su simplón intento de escape, la alcanzó velozmente interponiéndose en la puerta que era angosta, ella lo atacó nuevamente con la guadaña, golpeando su flanco izquierdo intentó apartarlo, pero solo lo hizo moverse unos centímetros.
El demonio le vociferó:
—¡Patético! —Burlándose de su fallido truco.
Entonces la guadaña se transformó y moldeó en una entidad que a duras penas estaba tomando la forma parecida de un ave; este abriéndose paso voló por el costado del demonio logrando salir por la puerta. Después ella en el acto desenvainó una gran daga que estaba envuelta por una llama violeta e intentó apuñalar a su enemigo, pero él de manera muy sencilla le detuvo ambas manos.
Al ver la desesperación de la mujer porque cada uno de sus intentos fracasaban, excitado le dijo tratando de persuadirla y humillarla:
—Incluso si lograses alcanzarme ¿cómo piensas que esa daga pueda cortarme cuando ni si quiera tu guadaña lo ha conseguido? ¡Ríndete, se acabó! ¡Decreto el fin de tu era y el declive de tu miserable existencia!
Ni bien terminó su oración y repentinamente el ser fue arrebatado sin previo aviso de enfrente de la mujer; mientras fanfarroneaba el lobo lo había embestido lateralmente, derribándolo y quedando encima suyo intentaba arrancarle el rostro con sus monstruosas mandíbulas, pero él con la fuerza de sus manos le impedía acercarse más a su cara.
Escena de cierre:
Ella estaba al pie del umbral de la puerta, con la mirada perdida en la salida le dice sin emoción alguna:
—Incluso entre los demonios hay rangos, y tú, ¡tú eres uno de los que está muy por debajo de mi nivel! —Voltea a ver a su adversario arrinconado que aún forcejeaba tratando de quitarse de encima al imponente lobo.
La mujer aparta su capucha descubriendo así su cabeza, revelando su largo cabello enmarañado y absurdo. Y a pesar de su apariencia polvosa y descuidada se da el lujo de hacerse con una gran y esplendorosa sonrisa que resplandecía tanto en soberbia como la luz purificadora y tierna del sol que ya anunciaba su prematura victoria.
—Por cierto, la daga; no era para ti.
Podemos ver entonces donde está enterrada; en la pata trasera del gran lobo.
De este modo, el mismo saca de sus fauces unas cadenas espectrales serpenteantes que sujetan e inmovilizan en el suelo momentáneamente al demonio, el tiempo suficiente para que ella atraviese caminando la puerta y detrás suyo salga su compañero totalmente con una apariencia contraria a la de hace unos instantes: raquítico, despeinado y un tanto lastimoso; en su trompa lleva mordiendo la daga que ya se había quitado de su pata.
Ella da por terminado su ritual:
۞メOblivion. メ۞
Pronunció juntando las palmas de sus manos.
Se manifiesta una puerta en arco; un Torii lúgubre de apariencia atávica, que simula surgir abriéndose paso de la tierra, cubriendo la entrada del templo, y tras un ruido ensordecedor como el de un árbol crujiendo, este se desvanece junto con la magia residual que se emanó debido a la invocación.
El demonio ha quedado sellado dentro.
Así se acaba esta introducción, mientras tenemos una vista aérea de la zona y un cuervo robusto observa desde la distancia con sus ojos rojos inquietantes.
Pero este final no es uno que nos deba dejar satisfechos, por el contrario; esa mañana la intranquilidad se apoderó del bosque y la angustia aborda a dicha chica mientras se aleja cabizbaja de aquel sitio, pues podemos escuchar de trasfondo los alaridos resonantes y tenebrosos de su hostigador que le recuerdan su destino:
—Te perseguiremos, no cesaremos, si no somos nosotros serán los “altos”, no puedes escapar de dichos designios. Estas fuera de tiempo, tus pecados son irreparables, ¡tú; eres irreparable, eres innecesaria, la fatalidad, tu existencia; una contradicción, eres una escoria!... ¡KELLER!... eres… eres una anomalía…
… una anomalía abominable.


















