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Capítulo 5: Youkoso! Hitori bocchi

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 La paradoja del cuervo.

Otro día pasó lo siguiente; por primera vez habíamos quedado de acuerdo en encontrarnos, así que la esperaba en nuestro punto de reunión inseguro de si hacía lo correcto, de cierta forma no quería que me considerara un amigo, pues yo más temprano que tarde pensaba partir a otra ciudad, así era mi vida de trotamundos y no podía llevarla conmigo pues sería difícil para mí hacerme cargo de ella, no sé porque acepté vernos y de esa manera reafirmar un poco más lo que todavía era evitable, pero supongo que me conmovió cuando me lo pidió.

 

          “Si esto sigue así, seguramente se encariñará conmigo y cuando sea momento de despedirme seguro la veré llorar, ¿despedirme? ¿En qué estoy pensando?, ni siquiera eso puedo hacer, simplemente suelo desaparecer cobardemente como lo hice hace tiempo atrás con mi familia y seres queridos. Esto terminará mal y me siento nuevamente como el malo de la historia, como si fuera mi culpa todo lo que sucede en el mundo.”

 

          En fin, estaba divagando de esa forma, entre pensado como escaparme de ella, como retractarme y alejarme de ahí antes de que llegara, y en la expresión que pondría cuando seguramente esperándome sentada sola y con frió se diera cuenta que no cumpliría nuestro pacto para vernos... Supongo que después de todo no tenía opción.

 

          Pensé tanto en eso que de todas formas no me fui, entonces vi a lo lejos esa mañana fría a una niña que llevaba puesta una chamarra desgastada un poco gruesa con un gorro afelpado, se acercaba caminando tranquila, en su hombro alimentaba con un trozo de pan a un cuervo blanco, este muy dócil después de tomarlo alzó vuelo y entonces ella se acercó a mí dando saltos como lo harían algunas aves que se desplazan en tierra solo dando pequeños brinquitos de lado con ambas patas, parecía divertirse como toda niña normal con entusiasmo, contuve las ganas de echarme a reír, quería aparentar rudeza, pero no es así como soy.

 

          Creo que ese día sentí cosas que no quería admitir entonces, creo que ella fue capaz de causarme algo que había perdido tiempo atrás, me sentía decepcionado por un lado pues me había dicho a mí mismo que no volvería a cometer ese error, pero para ese momento ya era tarde; esa niña me había hecho sonreír sinceramente y aun cuando solo es un recuerdo lo sigue haciendo cada vez hasta el día de hoy, ahora mismo lo hago, a su vez siento como se me revuelve el estómago, justo ahora; siento cosquillas que me hacen llenar mis ojos de brillo, solo es melancolía, y creer que mi vida nunca había tenido sentido, ¿de quién saldrían esas palabras?

 

          Pero ese día, esa mañana, esa niña, me hizo ver un poco más allá, más allá de mi egoísmo y ahora que lo escribo lo hago de manera que las lágrimas manchan esta parte del papel, pues me hizo recordar en mi mundo desesperanzado que no quería morir solo, en verdad no quería pasar desapercibido o solo visto como un molesto residuo en putrefacción en la calle y que la gente al tener que acercarse me rodeara haciéndome a un lado con su pie y tapándose la maldita nariz por el olor de mi cuerpo sin vida.

 

          Me rompe el corazón, porque a pesar de que ellos me juzgan por mi situación diciendo que me lo merezco ¡SÉ QUE NO ES ASÍ¡, no hay nadie que se merezca esto, a nadie le deseo tanta indiferencia, tanto odio o repudio irracional, nadie debería morir abandonado, ¡pero rayos!; ahí estaba ella corriendo hacia a mí con una sonrisa en su rostro, como si fuera yo alguien especial, como si fuera yo una persona capaz de sentir, como si no fuera culpable en mis pensamientos, ¿qué tan deprimido debería de haber estado tras esa “máscara de piedra” que era mi rostro para impactarme tanto ese simple gesto de amistad?...

 

          Mil disculpas si me dejé llevar, parte de esto es desahogarme, está de más confirmar que esa niña de la que hablo era Molly, pero ya que lo hice debo también aclarar que no sé si ella sintió lo mismo por mí, esa última parte no es motivo para no quererla como lo hago.

 

          Volviendo a donde me quedé, en ese momento que la vi con esa ave por supuesto entre en dudas y pensé que se trataba de otra especie de pájaro, al estar ella enfrente de mí la abordé preguntándole que era aquello en su hombro, ella dijo como tomándome por tonto:

 

 

          —¡Pues un cuervo!

 

          Enseguida le repliqué incrédulo:

 

          —¡Claro que no!, los cuervos son negros.

 

          A ello inteligente contestó con un sonido gracioso:

 

          —¡Nee!, la “paradoja del cuervo”; tú eres de los que ve una manzana roja y reafirma que todas las cosas no-negras son no-cuervos, porque tu razonamiento te dice que todos los cuervos son negros; con esa lógica mediocre no resolverás nada —No sabía a qué se refería, no le tomé importancia porque me pareció muy complicado para una niña, así que creí que lo estaba inventando.

 

          —¿Eh?... Simplemente nunca imaginé uno blanco —le dije sin mucho interés y después pasé a sentarme sobre la orilla de la banqueta.

 

          —¡Exacto!, simplemente porque siempre los vistes en negro no significa que no pueda existir un cuervo blanco; ¡es mera intuición!  Bueno, ya conocerás en algún momento a Hempel “la hoz plateada” —Se le veía orgullosa como si hablara de alguien especial, dándose además un ligero aire de grandeza—, por eso le puse así: Hempel «nock», ¿lo entiendes?; es algo de ironía cerebro de paja.

 

          —Eres un tanto engreída, a nadie le gusta la gente engreída. —Le sermoneé.

 

          —¡Eso es una falacia espantapájaros!, «nock-nock» hoy ando muy creativa.

 

          Molly parecía estar de buen humor, un poco más abierta de lo habitual, estaba contenta con nuestra reunión. Al ver su disposición le quise corresponder simplemente dejando de lado mis preocupaciones banales. Así que le pregunté acerca de su relación con los cuervos.  

 

          —¿No te causan temor?, pienso que son animales tenebrosos y peligrosos.

 

                                          —¿Peligrosos? ¡¿Ah?! ¿De qué hablas? ¡Es por eso! Ya te lo                                                  dije ¡tu mentalidad es la peligrosa!, ellos son criaturas                                                            majestuosas y forman parte de un equilibrio importante en la                                                naturaleza, forman parte importante del siclo de la vida.

 

                                          —Solo decía que me causan un poco de temor, eso es todo —                                            Era verdad, le temía al tamaño de sus picos y en general a la                                                estigmatización que les rodea que los relacionan con lo                                                        paranormal.

 

                                          —Bueno, no está mal —Se puso seria—, pero créeme, los                                                    verdaderos monstruos no están en nuestra imaginación.

                                          Pero —Se aproxima una de sus ocurrencias—... es hora de:                                                  ¡LOS CUENTOS DE PAPÁ! —Inserte aquí confeti y trompetilla                                                desafinada— Con Molly de cuenta cuentos:

 

          ~Hace mucho tiempo, Apolo el dios del sol se enamoró de una hermosa mortal hija de un rey poderoso en la tierra: Coronis. Así que el dios del sol envió un cuervo blanco al cual le confió el cuidado y protección de su amada Coronis, pero, un día que el cuervo descuidó su vigilancia, Coronis se dejó seducir por un mortal llamado Ischys; cometió infidelidad.

 

          El ave voló hasta los cielos y le dijo a Apolo lo sucedido. Cuando Apolo se enteró de eso, se puso tan celoso que mató a la joven de un flechazo en pleno pecho, pero cuando estaba a punto de morir, Coronis reconoció que esperaba un niño de él; Asclepio es el fruto del amor entre Apolo y la joven.

 

          Apolo salvó a Asclepio extrayéndolo del vientre de su madre. Tras la cesárea póstuma Coronis es incinerada en el pecho de Apolo. Asclepio fue confiado al centauro Quirón, encargado de criarle y educarle.

 

          Como castigo por su negligencia, el dios Apolo enfurecido quemó al cuervo volviendo su plumaje negro. Desde entonces es asociado con malas noticias o portador de malos augurios; si se le escucha graznar advierte de una muerte próxima; si vuela por una casa, esta tendrá mala suerte, los campesinos que veían un cuervo volar sobre su rebaño saben que uno de los animales perecerá pronto. FIN~

 

         

          Hoy en día esto se sigue mal interpretando —prosiguió Molly—, la gente no lo comprende, no son ellos quienes llevan la muerte o la desgracia, son tan solo ellos quienes le siguen en su caminar, por sus pasos a veces sigilosos y otras veces violentos; son atraídos por su rara belleza, por el miedo que genera en los vivos, por no ser comprendida en su cruel forma de manifestarse, le danzan en círculos a su presencia, le anteceden y preparan su bienvenida, van marchando delante de ella haciendo una advertencia a los vivos, es el desfile oscuro.

 

          Piensa en los pingüinos que visten de esmoquin para una celebración, en cambio ellos visten de luto para un funeral, se anticipan a dar el pésame y quedándose tras su sendero terminan de limpiar los restos que ha olvidado la vida, por eso no silban si no gritan, por eso son enjuiciados y no recompensados.

 

          No esperaba que hablaras mal de ellos espantapájaros, me sorprende viniendo de alguien a quien constantemente critican por su apariencia, mmm, ¿cómo se dice?, ¡ah!; “Si conocieras a tu prójimo no lo idolatrarías ni lo odiarías”, aunque también lo podemos aplicar a los animales.

 

          —¿Los ves como tus prójimos?

 

          —¡Qué simplón!, ¡y no seas cursi! —Su rostro se sonrojó ligeramente lo que la llevó a alterarse un poco— Lo que quiero decir es que esos pajarracos son capaces de formar lazos muy estrechos entre ellos, son de las pocas especies que tienen conciencia de su existencia, se miran en el espejo y se “peinan”, es decir, saben que son ellos mismos a diferencia de otros animales que no entenderían que es el reflejo, son muy intuitivos, capaces de crear herramientas de “tortura”, fingen y se burlan unos a otros para obtener o proteger sus pertenencias, ¡se divierten!, hacen “deportes extremos”, he visto a Hempel jugar con Geri a las escondidas o atrapadas. En conclusión; las aves más inteligentes, ¡ah! También quieren mucho a sus abuelitos.

 

          —¿Quiénes es Yeri? —Le pregunté extrañado pensando que era algún familiar de ella.

 

          —¡Ahrg! ¡Es por eso! Ya te lo dije: es ¡GERI!, estoy segura lo dijiste con “Y”, y es mi lobo: “la bestia de mirada avasalladora”; que ahora no puede estar a mi lado. —Hizo un puchero de disgusto y desilusión.   

 

          —¿Eh? —Mejor ignorar el asunto del lobo—... ¿A qué vienen esos: “es por eso, ya te lo dije.”?

 

          —¿Cuáles? —cuestionó totalmente despistada inclinando un poco la cabeza hacia su hombro derecho.

 

          —Olvídalo. ¡Te mereces un gran zape Molly!, no sé si pecas de ternura o de ignorancia.

 

          —¿Eh? —Sobrerreaccionó sorprendida como si no entendiera de lo que le hablaba.

 

          —¡Deja de decir mentiras!, por un momento creí que hablabas en serio —Le aclaré y me puse de pie para comenzar a caminar lentamente. Estábamos en una parte del pueblo muy tranquila sin mucha gente por las calles.

 

          —¡Es verdad!, ¡tú eres el ignorante! —Comenzó a seguirme reprochándome.

 

          —Claro, nada más falta que me digas que escuchas a los cuervos hablar ¿no?

 

          —Oh, sí, sí, ¿cómo lo sabes? —Enseguida se entusiasmó y siguió platicándome más acerca de ellos—: Son muy oportunistas y tienen una gran habilidad de imitar sonidos y hablar idioma humano, ¡eh!, dime ¿cuántos humanos pueden hablar en idioma cuervo? ¡¿Eh?! Y olvidaba el hecho de que ellos pueden recordar un rostro perfectamente.

 

          —Oye, dijiste antes: “los cuentos de papá”; ¿esa historia te la contaba tu papá?, ¿no lo extrañas?

 

          Era la primera y única vez que le escuché mencionar a su familia, en este caso, a su padre, ¿qué habrá pasado en realidad?, ¿por qué parece tan insensible o quizás tan madura al respecto?, no me respondió, después de una mirada fija que no supe interpretar me dio la espalda, pero no se veía disgustada, solo me ignoró, no estoy seguro porque habló en voz baja pero dijo algo como: “que lento eres”.

 

          Con el tiempo observándolos lo entendí mejor, la asertividad de Molly hoy me sorprende más que nunca, lo que decía era cierto, una de las pocas veces en las que no mintió, pero me lo había explicado a su manera, por ello no le creí en ese momento.

 

          Así por ejemplo, por “herramientas de tortura” hacía referencia a que se valen del material de su entorno para construir herramientas que les faciliten a conseguir sus alimentos, como crear de una simple rama seca, quebrándola adecuadamente, un pequeño gancho que les ayude a extraer pequeños insectos de algún sitio muy estrecho donde sus picos no cabrían, esta acción para algunos parecerá nada, pero son contadas las especies capaces de razonar a este grado para fabricar sus propios utensilios de caza.

 

          Puedo agregar también que los cuervos son tan astutos y sociales que llegan a dirigir a otros animales para que trabajen para ellos, como a lobos o coyotes, quienes abren la comida con su fuerza de mordida.

 

          Además estas aves pueden vivir entre 10 o 15 años, pero hay algunos que llegan hasta los sorprendentes 40 años, es mucha la diferencia, tiene que ver con el tipo de habitad en el que se hospedan.

 

          A ellos como a nosotros, al no tener un hogar propio los considero huéspedes, huéspedes en las regiones de nuestros miedos ingenuos y huéspedes en nuestros recuerdos más gratos.

 

          No insistí con lo de su familia, como ya había mencionado me negaba a seguir involucrándome más con su pasado, pero esa platica me había hecho entender la relación que tenía ella con los cuervos, es difícil de creer, pero hasta entonces al parecer ella era capaz de comunicarse con ellos quizás de manera tan fluida que “los podía escuchar hablar”.  

 

          —Bueno, y la reunión de hoy ¿para qué es? —Le dije deteniéndome sobre un pequeño puente arqueado hecho de concreto que se podía cruzar apenas dando unos cuantos pasos, debajo había un arroyo casi seco.

 

          —¡Oh! ¡Cierto!, ¿para que querías verme?, siempre tan insistente, ¡deberías dejar de acosarme! —Molly comenzó a dar un par de vueltas alrededor de mí.

 

          —¡Fuiste tú la que insistió mocosa! —La frené poniendo mi mano sobre su cabeza.

 

          —¡Eh!, ¿yo?, mmm, no lo recuerdo —Apartó mi mano siendo algo brusca y se alejó un poco dando un brinco—. Pero bueno, ya que estamos aquí por tu insistencia, espero uno de estos días puedas visitarme en Odín “Aru tokoro ni”, ahí te espero, contaríamos historias y comeríamos algunas frutas.

 

          —¿Ah? ¡Ya ves!, ahí estas de nuevo pidiéndome que nos veamos en otro lado.

 

          —¡Eh! ¡Eso es imposible! ¡Imposible!, yo nunca diría algo como eso, de todas formas, ya sabes cómo llegar, toma el mismo camino y no te preocupes por lo demás —Entonces me miró tal cual vanidosa, con una de sus posturas agradables y persuasivas que me hacían ser complaciente con ella.

 

          —Ah, no lo sé, lo pensaré —Le dije sin más.

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