Las patatas no son bienvenidas | Cuervos Anni Keller

Las patatas no son bienvenidas en este mundo.

—¡Las patatas no son bienvenidas en este mundo! —Le dijo Nazarell a su hermana mientras le mostraba la lengua y le hacía mofas; al fin al cabo odia que su madre le obligue a comerse todas las verduras del desayuno.

A Kandria vestida de una patata gigante le es inevitable comenzar hacer pucheros y sollozos que gradualmente se convertirán en un llanto torrencial.

—No es cierto Cariño; te ves hermosa —Su padre interviene reprendiendo además al chico por meterse con ella. Y con tan solo unos apapachos logra tranquilizar a la pequeña que se cuelga de su cuello como si fuera un koala.

Hoy es el día del festival de "las bien aventuradas verduras"; se celebra cada año y en ella se agradece a la tierra por las buenas cosechas.

Esa era una mañana un poco calurosa y los padres de Kandria tratan de mantener sin sudor su carita; quieren que de la mejor impresión posible, saben que tienen el factor "moe" de su lado; así que cuentan con que sea el centro de atención del festival.

Mientras van de camino, la pequeña niña solo recibe una advertencia; tan simple a seguir que ella asienta con su cabeza sin rechistar.

"¡No te separes de nosotros!"

Pero no pasan ni dos minutos y Kandria ve inquieta a una ardilla negra que se halla en la orilla de la vereda, y después de cruzar y confrontar sus miradas al estilo del viejo oeste; el animalito huye a saltos agitando su cola como si fuera una espiga hipnotiza gatos, y Kandria tal cual pequeña hiperactiva se deja llevar por sus instintos de felino y persigue dicho atractivo inevitablemente.

Así; además de mostrarnos su déficit de atención, nos hace alarde también de sus padres ejemplares, que estando totalmente distraídos con Nazarell; no notan el escape de su hija. Ella se adentra a un bosque bifurcando de esa manera su destino y dando comienzo a una historia alterna a lo que hubiese sido una vida común y corriente llena de felicidad.

ELIPSIS.

Después de haber caminado por mucho y caer en la cuenta de que estaba sola y perdida; Kandria llora tanto como puede, pero sus padres no aparecerían esta vez para intentar calmar su berrinche negociando con dulces o juguetes.

Entonces sin éxito alguno hizo lo que cualquier niño de su edad haría en su situación; merodeaba dándose pequeños respiros para luego continuar con sus fuertes quejidos a todo lo que daba. Era la única forma en la que ella sabía llamar la atención.

Durante los siguientes tres días Kandria agonizaría de fatiga, de hambre y de sed, deseando sentir las cálidas palmas de las manos de su padre, acariciando sus mejillas rosas y sonriéndole con inconmensurable amor, alucinando a su madre que le acorruca entre sus brazos y le advierte una y otra vez que no se aleje de ellos.

Entre sus delirios la pequeña niña se disculpa por última vez y casi perdiendo la consciencia, al borde de la locura por la inanición; atrapa con las pocas fuerzas que le quedan a una ardilla negra que jugueteaba alrededor de ella intentando roer su disfraz de papa, un instinto fugaz de supervivencia le hace darle un gran bocado a dicha criatura, mordiendo su cuello termina con la vida del animal.

El brote de sangre en su boca le hace ahogarse y darse por vencida al fin, ya no quiere seguir peleando, así que Kandria deja cerrar sus pesados parpados lentamente hasta desvanecer y liberar el último aliento de su existencia humana...

ESCENA EN NEGRO.

De pronto; aparece una bruma oscura al ras del suelo que se esparcía serpenteando sin rumbo en específico, esta apenas roza la piel de la niña y de manera inmediata como si fuera una entidad pensante comienza a cubrirla e introducirse en su organismo.

Al cabo de unos minutos ella abre sus ojos y se pone de pie con torpeza y tranquilidad; desorientada observa a su alrededor, taciturna emprende su marcha a tropezones, sobre su cabeza el cadáver animado de la ardilla que ella misma asesinó le mordisquea su carcasa de papa en un intento por cobrar venganza. Le hará compañía de ahora en adelante.

EPÍLOGO.

Kandria se ha convertido en una especie de entidad sin consciencia, un cascaron hueco, solo mantiene en su semblante unos ojos cristalinos como si fuera a romper en llanto en cualquier momento, se deja llevar por vestigios de actividad motriz cerebral en busca de algo o de alguien.

El traje que le confeccionó su madre con mucho amor ahora es su doncella de hierro; se le ha arraigado a su piel sin explicación alguna. Parece estar descomponiéndose por dentro, por fuera parece toxica al gusto, pero... ¿quién querría probarla?

Ahora come y bebe todo lo que le ofrezcas, pero al cabo de unas horas lo vomitará. Si la tomas de la mano te seguirá hasta que la sueltes a su suerte. Cuando escucha cualquier sonido cerca va a explorar ese sitio tan solo para mirar; y al no encontrar lo que esperaba prosigue con su senda hacia la nada.

¡Oh loli patata! Tu destino es deambular día y noche como un zombi por los alrededores cambiando el destino de desconocidos, pero no el tuyo. Sin ser hallada jamás por quienes te buscan.

Es un títere; no se expresa.

Es una muñeca de plástico; no tiene esencia.

Es un "npc bugeado"; un glitch en la realidad.

No es un cadáver pero tampoco está viva; a veces la hallaras inmóvil recostada en el suelo.

Es una niña; pero bien podría ser un juguete.

Es una papa; no te mirará a los ojos.

Es Kandria...

Kandria patata.

Definitivamente; las patatas no son bienvenidas en este mundo.