
Capítulo 14: Humano etéreo.
En algún momento mientras corría debió de haber sentido remordimiento, así que aun sabiendo que podía escapar sin ningún problema; se detuvo y se dejó atrapar para después soportar sin oponer resistencia una paliza, esto así fue como pasó pues cuando la alcancé ella estaba rodeada por esos cuatro niños, uno de ellos sin ningún sentido de la consciencia la pateaba ya estando en el suelo, para ser niños aproximadamente de la misma edad que Molly realmente me sorprendió su insensibilidad.
En cuanto ella me vio a lo lejos a pesar de que sus piernas temblaban se puso de pie como queriendo demostrar fortaleza o quizás porque le parecía vergonzoso, pues Molly tenía su lado soberbio y no le gustaba que la viera haciendo algo que la expusiera sentimentalmente; como lo era el haber sentido sincero remordimiento por abandonarme, de esa forma ella estaba como diciendo: “Soy fuerte, no necesito de tu compasión o lástima.” y como siempre lo decía en negación: “No lo estoy haciendo por ti.”
Ella era un poco dura en ese aspecto, de alguna manera siempre quería demostrar que no le importaban los demás cuando de hecho yo siempre he creído es lo contrario. Si bien Molly era misteriosa para mí; podía ver que tenía un pasado muy difícil y por alguna razón ocultaba sus sentimientos con su arrogancia.
Así que el solo gesto de ponerse de pie hizo molestar más al chico que tenía delante, supongo que se sintió retado y humillado, entonces las cosas se pondrían más duras, el mocoso la empujó gritándole una y otra vez:
“¡¿Qué clase de niña es tan fea y malvada?! ¡Eres una bruja¡ ¡Bruja!”
Entre otras cosas que la discriminaban por su apariencia, estoy seguro que le dolió mucho escuchar esas palabras, pero ella se contenía contra toda su voluntad, desde lejos yo les gritaba que se alejaran y la dejaran en paz, pero el chico volteó a verme tan solo para ignorarme, arrojársele encima a Molly y comenzar a golpearla repetidas veces en la cara.
Aun con mi dolor intenso corría lo más rápido que podía, incluso hoy no puedo dejar de pensar en aquella pequeña que recibiendo tales golpes solo mantenía sus brazos extendidos como queriéndose sujetar del pavimento para no usar sus manos como defensa, se sujetaba a su tonto orgullo y no hizo nada para esquivar los golpes, mientras le destrozaban además el corazón con semejantes palabras despectivas a su persona, ¡desgraciado mocoso!, de recordarlo me causa tanto coraje.
Pero uno de los que estaba con él; una niña, al ver lo que ocurría se asustó y comenzó a decirle: “¡Bock, basta, es suficiente, ya fue suficiente!”, para entonces por fin logré tomar de la camisa al tal “Bock” y sin tantito remordimiento lo arrojé hacia un lado, lo hice dar un par de vueltas antes de que se azotara con el suelo, los otros chicos lo ayudaron a levantarse y se echaron a correr dejándonos solos, las ganas de ir por ellos a darles su merecido eran grandes pero Molly era mi prioridad.
Molly delante de mí, aun en el piso con sus brazos estirados y la mirada perdida en las nubes, su respiración era pasiva y su carita estaba roja por los golpes. Yo de pie viéndola hacia abajo y ella con una expresión seria y relajada, se mostraba exhausta pero ¿satisfecha?, recuerdo con énfasis ese entonces pues Molly esbozó una sonrisa tenue, y no sé porque, quizás no era la forma ni el momento pero me enojé y la cuestioné extendiéndole mi mano para ayudarle a ponerse de pie.
—¿Por qué no te protegiste?, ¡Molly! ¿En qué estabas pensando?
—¡Es por eso!, uf, déjame en paz, ya te lo dije, estoy bien —Se mantenía recostada evitándome.
—No, de hecho no me lo habías dicho —Insistí exigente con mi brazo tendido.
—Ah, seguro fue porque lo repetí muchas veces en mi cabeza, «nock» eres un torpe, no te hagas ilusiones, además pega como niña ese chico —No aceptó mi ayuda y en cambio me apartó la mano para lentamente incorporarse, se hacía la fuerte pero pude ver su debilidad fugársele por los poros mientras se sacudía su short.
—¿Por qué lo haces ver tan difícil linda? ¿Por qué lo haces de esa forma? No tienes por qué fingir delante de mí, entiendo cómo te sentías pero eso no lo justifica.
—¡Cállate!, me aburres espantapájaros, puedo ver lo mal que te dejaron, dime ¿no deberías primero digerir tus pensamientos antes de abrir la boca?, no estás en una buena posición de acuerdo a tus prejuicios morales, así que no intentes decirme como hacer las cosas, dime hombre de paja ¿por qué lo haces ver tan difícil?
Me sentí afectado por su expresión cuando la escuché preguntarme eso mismo que yo le había dicho, porque en ese instante vi la mirada de alguien más en ella, superpuse de manera espontánea el rostro de una persona a la que le falle por ser orgulloso, por ser necio al igual que Molly, como un reclamo del pasado hecho por alguien más a través de ella para ponerme en mi lugar, ¿por qué hacer las cosas tan difíciles?; irónicamente yo tampoco lo sé, pero solo estoy hablando con una niña de ocho años, es solo que a veces no lo parece.
—De cualquier forma, vayámonos, te lavaré el rostro y veremos qué podemos hacer con tus heridas, seguro te hincharas, ese pequeño bastardo sin corazón ni cerebro tarde que temprano lo pagará.
—Pienso igual, llegará su hora, y no es necesario que te preocupes por mí, estaré bien, fin de la conversación, si escribes un libro de esto asegúrate de ponerle punto final en esta parte niñita sensible «nock».
—Eso no es gracioso, di lo que quieras, no me avergüenza mostrar mis sentimientos.
—«Nock-nock», ¡para!, que niña te oyes, no me hagas reír que me duele la cara «nock».
Pensarás que estoy hecho de piedra, pero sobreviví a la tunda como para contarla y de sangre superficial y moretones no paso, en realidad lo que más me dolía era el tobillo, después de todo fueron duros conmigo pero no me querían matar, así que midieron sus fuerzas de cierta forma, supongo.
Fuimos en silencio a una pequeña fuente de agua, la senté en mis piernas y con un trapo húmedo le limpiaba el rostro, interesantemente Molly no puso “peros”; pues no suele ser quien se deje cargar.
No dejaba de pasar por mi cabeza esos pequeños puñitos aferrándose al suelo haciéndose la mártir. Ella seguía estando molesta y no quería hablar al respecto, tenía sus brazos cruzados y la mirada muy seria, pero tuve que insistir pues no quería que se quedara con una falsa idea y pensara que lo que hizo estuvo bien, tenía que aclarar las cosas, no es correcto que a su edad se culpe y se haga pasar así misma por eso, la volví a interrogar, comencé tranquilo pero con cada pregunta que le hacía me exaltaba un poco más, realmente me había preocupado mucho.
—Eh, Molly, ¿por qué lo hiciste?, pudiste haber salido ilesa, sinceramente no le encuentro sentido, ¿creíste que no te perdonaría? ¿Crees que me dio gusto ver que te dieran esa paliza? ¿Crees que te lo merecías? Sé que no estoy en la mejor posición como ya me lo dijiste, pero...
—Mmm, ¡es por eso! Ya te he dicho que no hagas preguntas consecutivas pues tendrás respuestas consecutivas: porque quise. No busco tu simpatía así que no me importa si me perdonas —Con sarcasmo contestó a mi tercera pregunta—: Supongo que te pudiste haber divertido. Y si me lo merezco o no ese es mi problema, yo decido que me ato y que dejo caer; respectivamente.
Además me tropecé y me alcanzaron, eso fue todo, te lo dije ¿no?: “No te hagas ilusiones.”, no pretendo hacerme pasar por mártir y ni siquiera te pensaba pedir disculpas, ¡ah! Y no me alces la voz, ya he sido demasiado condescendiente contigo.
Por un momento solo me le quedé viendo, ella me ignoraba, no me miraba, continué limpiándola.
—Claro, te “tropezaste”, ¿a quién quieres engañar? Si tus pies no conocen esa palabra Molly. Y entonces ¿al menos por qué no te cubriste?
—Es simple ¿no?, “¿por qué lo haces de esa forma?”; pero tú eres quien complica las cosas —dijo deteniendo mi mano para apartarla de su rostro.
—Deja de tergiversar y usar mis palabras en mi contra, explícate por favor. —Le presté total atención.
—¡Oye! Los seres humanos y no humanos deben creer en sus ideales aunque estén errados, hace mucho aprendí que no hay mejor manera de pagar tus deudas que aferrarse a las consecuencias y no pedir treguas, aceptar la realidad, asimilarla y tomar la cruz que nosotros mismo elegimos llevar a cuestas.
Supón y en retorica hombre espantapájaros: quieres decirle y demostrarle a tu exnovia que te sientes mal por haberla engañado; ¿esperarías que solo con unas disculpas te perdone y regresen?; ¡Eso es patético!, un hombre con ese concepto de culpa es un hipócrita, lo mejor que él puede hacer es ver sin quejarse ni intervenir como ella intenta hacer su vida con alguien más, y si tiene suerte y a ella no le funciona la relación, entonces sí podrá regresar y pedirle que sean novios de nuevo, solo así tendría sentido. No se trata de que ella vea su “sacrificio” y le aplauda como foca para después sentir lástima por él; se trata de que uno mismo se haga experimentar por comprensión, empatía y amor verdadero lo que el otro sintió para poder decir entonces, aunque sea rechazado: “Entiendo cómo te sentías y ahora lo puedo justificar, puedes ser feliz con quien quieras, pero si lo quieres ser conmigo debes saber que nunca te volveré a engañar pues cuando te vi con aquél probé por lo que te hice pasar antes.”. ¿No crees que eso sería muy romántico?
—¿Estás diciendo que tomar el castigo correspondiente es la mejor forma de arrepentimiento? —le pregunté un poco confundido.
—¡Estoy diciendo lo que dije! Valga la redundancia, ¡pero eso es todo!, ya te respondí así que no me importa como lo interpretes —Saltó de mis piernas y agarró otro trapo, lo mojó bruscamente y sin escurrirlo lo pasó suavemente por mi rostro de la misma manera en que yo se lo hice a ella.
Me sentí ruborizado, a pesar de que terminé con la cara y el cuello mojado, me pareció aunque algo tosco y descuidado, un gesto lindo... Hasta que metió el trapo todavía empapado en mi zapato del lado del tobillo que tenía lesionado y alejándose solo dijo:
—Como sea, es hora de regresar a casa.



