
Capítulo 25: Leichenhalle der Krähen
X
Venari strigas.
“Lo que realmente te conviene es la absolución, que detrás de tus párpados cerrados sin forcejeos por la ominosa muerte, con suspense arrepentimiento se devela; ya nada más del mundo es para ti…”
Para él solo habíamos sido un espectáculo callejero, pues permaneció de pie disfrutando expectante por unos momentos, pero tras aceptar mi nimiedad humana y confrontarlo de frente, le vi deformar su rostro hasta borrar esa ridícula sonrisa.
Intentó intimidarme un par de veces con alaridos, y no diré que no sentía incertidumbre, pues era natural que me abordara, pero estaba decidido a pagar por mi mediocridad.
Entonces sucedió; él corría directo hacia nosotros.
Aquí viene el Hellequin, es un demonio, pero no cualquier demonio feo, es uno muy tenebroso, oscuro como la máscara que lleva puesta, y en ella dibujada una sonrisa psicópata como la luna creciente que suele invertirse menguante, como si la máscara formara en realidad la piel de su rostro, pero no creas que parece de plástico, no, es como piel humana quemada y tosca sobre él, de la cual solo puede cambiar la mueca de su boca, porque la abertura que conforman los ojos de la máscara son dos ojos gatunos rasgados que permanecen así para siempre, tiene una larga nariz puntiaguda como en los cuentos de las brujas o como el pico de un cuervo, tiene además dos orejas largas como de duende y lleva puesto un sombrero de bufón, viste tajos de ropa vieja y de mendigo, sus piernas son largas y delgadas, parece que no tiene articulaciones, son como espaguetis que le dan la ventaja de nunca parar de seguirte...
POR ESO, LA MEJOR MANERA DE AHUYENTARLO, ES...
ENFRENTÁNDOLO.
Así estando por alcanzarnos, cuando creí que terminarían nuestras vidas, se escuchó un revoloteo por detrás que se aproximaba violentamente: cientos de «Arrr-Arrs» y «kraas-krass» inundaron los cielos; aves negras perforaban la atmósfera.
Una gigantesca parvada se levantó de la nada, eran los cuervos de Anni Keller; los Crosswer, en una cantidad como nunca los había visto, nos miramos mutuamente sorprendidos, nuestras caras reflejaban un “¿qué está pasando?”, tomaron impulso por los aires y de pronto como flechas, como proyectiles todos a la vez pasaron zumbando por nuestras cabezas y costados como una rápida ventisca oscura para estrellarse directamente en el Hellequin, así es, en su cara, en su pecho, en su abdomen, uno tras otro lo comenzaron a atacar.
En poco tiempo el demonio estaba cubierto por ellos, manoteaba y se los quitaba de encima, los aplastaba con sus manos o sus pies mientras bramaba como animal. En algún momento, haciendo parecer su cabeza solo un accesorio decorativo; el cuello del monstruo se partió para mostrar sus verdaderas fauces, de estas se abría paso una especie de apéndice que era muy similar a una lengua gruesa y áspera que trituraba a las aves.
La criatura luchó con todas sus fuerzas, pero eran demasiados, eran exageradamente demasiados, solo veíamos como se movía de un sitio a otro como cuando ves a un hombre envuelto en llamas, llamas oscuras con enormes picos negros y gruesos que no dejaban de deshilar, perforar y mutilar trozos de carne, se escuchaban sus pisadas erráticas y secas que dejaban un rastro de sombras opacas a su paso; pequeños cuerpos embarrados en la calle.
Pude ver entre rendijas de patas de cuervo lo que había debajo de su “máscara” descarnada: músculos babosos con apariencia putrefacta, en una cavidad se movía un glóbulo ocular con un nistagmo violento.
Su llanto: el de una niña que pasaba de un agudo chirriante y penetrante a un grave espectral y gutural a tal punto que el sonido parecía el de una bocina a punto de estallar, se distorsionaba tanto que me sentí perturbado y con nauseas, sentí que el oído me iba a sangrar.
Lo vimos revolcarse para después intentar reincorporarse por última vez exhausto en sus movimientos hasta quedar inmóvil, encorvado se desprendían sus extremidades de carne molida.
Supimos que todo había acabado cuando la pseudo figura que estaba de pie se desplomó al suelo como un saco. Sus restos burbujeaban y se evaporaban como si estuviera hirviendo, el miasma del cadáver se desvanecía gradualmente.
¡Dios mío! ¿Habíamos ganado? Se sentía como una pérdida masiva.
El piso estaba cubierto por centenares de plumas negras, muertas o moribundas aves, era como una escena en el parque con millares de palomas, pero estas eran aves oscuras de un alto linaje orgullosas de sí mismas, yo no podía estar más conmovido al verlas, pero era una tragedia pues muchas de ellas habían caído en batalla.
A pesar del sentimiento de alivio tras haberse hecho cargo del Hellequin, sentíamos como si aún todo estuviera perdido, había mucha desesperanza en el ambiente.
Escuché a Molly decir: “Es imposible, no tenían por qué hacerlo.”, reaccioné y la sostuve pues ella estaba perdiendo el conocimiento, vi que a su lado ya estaba Hempel (no hizo nada destacable que mencionar, solo permaneció junta a ella), entonces me dirigí a Molly y le dije que todo estaría bien, que yo me haría cargo a partir de ahora, pero que por favor resistiera y no me dejara solo. El cielo ya se había despejado y nuevamente las estrellas nos iluminaban.
La sostenía en mis brazos y observaba fijamente sus hermosos y misteriosos ojos, su mirada yacía perdida y noté como su respiración era cada vez más pasiva, comencé a pensar que moriría, yo aún me aferro a creer que no fue así, admito que lloré como nunca lo he hecho, la acerqué a mí para poder sentir su mejilla; pero su carita ya no era cálida.
No recuerdo exactamente qué le dije, pero no dejé de hablarle por un largo rato sincerándome acerca de lo que sentía por ella y de la forma en que cambio mi vida, la manera en la que deseaba que fueran las cosas, le insistí una y otra vez que no me dejara, que haría lo que fuera por ella, que no me importaba su pasado. Molly me buscaba con la mirada como intentando mantenerse consciente pero ya no pudo decir ninguna palabra más.
Otra vez el ruido de las puertas de la iglesia, la gente salía, sabía que no podía confiar en ellos pero ella necesitaba atención médica profesional, así que no tuve otra opción que rogarles por ayuda, estaba desesperado:
—¡Por lo que más quieran, no es lo que creen, es solo una niña necia, puede morir si no hacen algo, un médico por favor, se los ruego!
Supliqué de rodillas entre lágrimas, pero mientras más se acercaban pude ver en sus rostros sus intenciones, uno de ellos dijo:
“¿Una niña? ¡Es una bruja, una sierva del diablo, servidora de los demonios, esa maldita ha traído desgracia a este pueblo y ha maldecido nuestras tierras, incluso trajo a otro esbirro peor que ella!”
Cuando me di cuenta que iba hacer imposible razonar con ellos era muy tarde para poder correr, estaba rodeado por esa multitud enfurecida, era obvio que algunos habían observado por las ventanas todo lo que había pasado y estaban aprovechándose ahora del momento.
No podía creer que habíamos salido de una para caer en otra, tenía que hacer lo que fuera para que me creyeran o por lo menos nos dejaran ir en paz, pero la gente comenzó a alborotarse, esos desgraciados comenzaron a pedir a gritos que la quemaran, en cuanto los escuché mi corazón se estremeció, no sabía cómo calmarlos o como justificar la amenaza que Molly les hizo y la transformación que tubo delante de ellos antes de que llegara el Hellequin, era evidente que no me creerían pues la habían visto con ese aspecto diabólico, ¿cómo rayos justificaría eso?
“¡QUÉMENLA!”; el solo recordar esa palabra me hace entrar en pánico, no podía permitirles siquiera que la tocaran, lo inevitable estaba cerca y los Crosswer no estaban disponibles, muchos de ellos había muerto y eran un gran número el de las personas, no los culpo por no haber podido intervenir otra vez, ellos ya se habían sacrificado para defenderla y demostraron lo leales e increíbles que pueden llegar a ser.
A pesar de que Molly ya no se podía mover, seguía estando semidespierta, y esta vez tenía puesta la mirada en mí como intentando decirme algo; su rostro blancuzco reflejaba resignación.
En ese momento tuve el tonto pensamiento de su voz que me decía:
“Yo me las arreglo, déjame aquí y vete.”
Como si me lo hubiese hecho saber directamente en mi cabeza sin necesidad de hablar. Entonces no pude contenerme más, exploté en emociones y les grité a todos:
—¡NO! ¡De ninguna manera! ¡Nadie se va acercar a ella!, ustedes tienen que entender por qué Molly actuó de esa forma y dijo esas cosas, ¡se los pido! ¡Tienen que escucharme!, ¡no es mala! Se ha equivocado como cualquiera de nosotros, y eso; ¡eso solo la hace más humana de lo que ustedes piensan! Sé que puede causar mucho miedo, sé que no es perfecta, pero créanme que esas cosas van a cambiar, dennos una oportunidad, ¡TENGAN MISERICORDIA! Realmente podríamos ser muy útiles en el pueblo, y les prometo que yo me haré cargo de ella, de sus actos y de sus cuidados.
Pero si quieren también puedo prometer que nos iremos del pueblo y jamás regresaremos, nunca le hemos hecho daño a nadie y nunca se los haremos, ¡créanme por favor!, se los suplico, déjennos ir.
El gentío murmuraba, lo último que dijeron esos bastardos fue:
“La p3$#@ bruja quería a uno de nuestros niños, ¡que arda por sus pecados la hereje!”
Eso había sido todo.
Escuché un ruido crujiente detrás de mí, perdí el equilibrio y lentamente me desvanecí mientras se nublaba todo a mi alrededor, terminé con el rostro en el pavimento; perdí el conocimiento.









