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Capítulo 6: Crosswer réquiem

&

 Ojos gelatinosos.

En realidad no hay mucho que decir al respecto, ese día solo caminamos juntos. Es poco lo que puedo concluir de Molly ya que casi siempre se la pasa hablando cosas sin sentido, es difícil ver a través de sus intenciones cuando se es tan dispersa de mente, eso es lo misterioso de su ser, la inconsistencia que nubla la lógica y yo nunca pude leer entre líneas.

 

          También por alguna razón no puedo olvidar muchas de las cosas que vivimos y de recordar con tanta claridad cada una de sus palabras y frases, cada una de sus expresiones, cada una de sus miradas y no miradas, son como visiones que acechan con cada evento insignificante en estos últimos días, eso es difícil de entender.

 

          Pero si había algo aún más inexplicable que Molly; eso eran los cuervos, hasta ella los mencionaba con tanto énfasis que parecía que los admiraba, aunque lo negara por ese falso sentimiento de insensibilidad, si no fuera por ellos quizás ella no habría podido sobrevivir.      

 

          En el momento oportuno ella contestó una pregunta mía de esta forma:

 

 

"Siempre he tenido el presentimiento de que los cuervos son la respuesta, ellos tienen muchas historias que contar."

 

 

          Pareceré paranoico, pero sus miradas siempre me hacían sentir inquietud, una especie de ansiedad por claustrofobia, como si alguien o algo me observara a través de los cuervos.

 

          Especialmente de uno de ellos, el cual parecía estar más relacionado con Molly, ¿cómo podría saber a ciencia cierta que era el mismo de siempre?; pues este tenía características muy interesantes, es mucho más grande que el resto y sobre todo esos ojos, rojos ojos con gran vida sobrenatural, siempre me dio mala espina, si bien no estaba cerca de nosotros, en repentinas y repetidas ocasiones noté que nos miraba desde lejos, como asegurándose de que todo estuviera en orden, era muy incómodo verlo cuando menos lo esperaba, eso se me hacía tétrico.

 

          A diferencia de los otros que literalmente pajareaban como cualquier animal más, ese cuervo robusto y de ojos rojos era muy discreto, no lo veía jugar ni buscar su alimento, ni siquiera lo veía alimentarse, claro que lo hacía, pero no delante de nosotros, se limitaba simplemente a observar casi siempre inmóvil, solo siguiéndonos con la mirada a donde sea que nos moviéramos.

 

          Molly bromeaba conmigo porque se dio cuenta que le tenía miedo, me pedía que me inclinara un poco y en vez de que se acercara a mi oído se ponía en cuclillas (se le cruzaban los cables) y me decía susurrando: “Ahí está de nuevo, creo que le caes mal.” o “No entres en pánico, pero él te está viendo otra vez.” y el peor de todos: “Creo que le gustan tus ojos.”.

 

          La malcriada me hacía pasar malos ratos diciendo esas cosas solo para molestarme, pues generalmente lo decía con una sonrisa en su cara, ella mismas mencionó también en juego que ese cuervo en especial la acosaba y que era como el jefe de la familia Crosswer.

 

          Sin embargo siempre fue en tono de burla, de hecho me daba la impresión de que se “llevaba” mejor con él, pues era a quien normalmente veía traerle alimentos directamente a Molly y un objeto en especial del que me hace falta hablarte, pero espera, apenas estoy por llegar a eso, como decía, ese cuervo del que te hablo, en palabras de Molly se llama: Karuza “la mancha del tiempo” o en versión inglesa con su pésimo acento: Karuza “Di-Diss”; pronunciación derivada de la palabra: D-DESS (lo llegó a escribir ella misma en la tierra) acrónimo según ella de: Dazzling darkness; como sea, cambiaba los sobrenombres de las cosas de vez en cuando.

 

          Estábamos caminando por el pueblo, cuando se escuchó su llegar, se posó en la cabeza de Molly, ella extendió la mano tratando de quitarle algo del pico, este lo abrió y dejó que tomara lo que traía, como si se lo hubiese llevado especialmente para ella, entonces Karuza voló siguiendo su rumbo o quizás para esconderse y observarnos desde un punto donde no lo notáramos.

 

          Molly entusiasmada y con las manos inquietas miraba una piedra, le había dejado una piedra, se quedó contemplándola dándole vueltas para verla por todos sus ángulos con esos grandes ojos gelatinosos y temblorosos como si hubiese encontrado un juguete maravilloso, tenía una gran sonrisa de fascinación y hasta parecía ruborizada.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

          Quizás del tamaño de una taparrosca la piedra tenía una forma geométrica irregular de material parecido al de una canica transparente, supuse que solo le gustaba por su brillo, me pareció exagerado y se la arrebaté.

 

          —¡Déjame ver! ¿Qué tiene de emocionante esta cosa? Es solo una roca.

 

          Ella se molestó y me dio una patada para después recuperar su piedra.

 

          —¡Devuélvemela cerebro de paja!, nunca toques mis cosas, ¡menos mis piedras!, que te quede claro, NO LAS TOQUES, ¡son mías!

 

          —¡Wua! Vaya que carácter niña envidiosa, sí que tienes un problema, no entiendo que le ves de valioso a eso, ni que fuera oro.

 

          —¿Bromeas espantapájaros? Hay minerales más valiosos y con un poder más codiciado que el oro, el oro solo te da un falso sentido de control, pero estas piedras, una sola, te puede salvar la vida —Por unos instantes Molly se expresó con mucha sensatez. 

 

          —Sí, claro, ni siquiera pueden noquear a una de tus aves, además yo con un solo lingote de oro sería feliz —Contesté sin tomarla muy en serio.

 

          —Para tus propósitos mundanos seguro que si serias feliz con algo de oro, pero bueno, si no te interesan mejor, así no tendré que cuidarte las manos porque me obligarías a cortártelas, supongo que no quiero un novio mocho —Dando un giro dramático me dio la espalda y fingió indignarse. 

 

          —¡¿Qué?! ¡Mide tus palabras! ¿Cómo puedes pensar en eso?, aún estás en pañales, ¡espera!... ¡¿Cortarme las manos?! —Llegué a sentir escalofríos solo de pensarlo.

 

          —¡No, claro que ya no los uso! (los pañales), los dejé atrás hace mucho —dijo enfadada confrontándome de frente con las manos en la cintura e inclinado el torso hacia adelante.   

 

          —¡Solo abstente de decir cosas que me incriminen o se puedan mal interpretar mocosa! Y sí, tienes razón; no estoy interesado en tus piedras.

 

          —Mmm, ya veo; ¿eres alguna clase de lolicon? —La muy inconsciente lo dijo con una gran sonrisa arrogante en su rostro.

 

          —¡¿Pero qué rayos estas diciendo?! ¡Te acabo de decir que seas prudente! ¡Se puede mal interpretar!

 

          —«Nock-nock» deberías ver tu expresión, eres tan torpe, «nock». ¡Un acosador! «Nock», ¡auxilio un acosador! «Nock-nock» —Molly trataba de alzar la voz mientras se estremecía de las carcajadas.

 

          —¡Por el amor de dios cierra la boca, la gente realmente lo podría creer! ¡Niña! —Debo reconocer que me puse algo paranoico volteando a ver a todos lados para comprobar que no hubiese nadie cerca.

 

          —Como si a alguien le importara, para ellos ni existimos, mira lo gritaré más fuerte, veras que ni se molestan en voltear.

 

          —No, no, no, no, no, por favor cállate, no me metas en problemas, fue suficiente, cambiemos de tema por favor.

 

          —Está bien, parece que fueras a llorar «nock», solo bromeaba, claro que no me fijaría en ti, no tienes lo que una mujer necesita.

 

          —Bien, bien, como sea niña, lo que tú digas.

 

          —Mmm, o ¡¿será que en verdad eres un lolicon?!

 

          —¡NO! ¡Para Molly! —Le rogué totalmente sumiso.

 

          —«Nock-nock, nock», en verdad me matas, tenía que ver esa cara por segunda vez, lo siento, es tan graciosa, no lo pude evitar «nock».

 

          —¿Cómo disfrutas de hacerme sufrir?, eres perversa.

 

          —¡Pervertido! «Nock».

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